sábado, 14 de mayo de 2011

1921 Las Noticias y Oscar Pérez Solís

Portada del primer número de Las Noticias
    El 2 de agosto de 1921 aparecía en Bilbao un diario muy especial: Las Noticias. Diario de Información. Tuvo una vida tan corta como misteriosa. En una época de pleno auge del conflicto marroquí, un curioso personaje –y también misterioso, ya que hasta mucho después no se supo que era él quien oficiosamente dirigía el periódico- establecía en la Calle Ibáñez de Bilbao nº 12, bajo, la Redacción y Administración de la nueva publicación. Para Saiz Valdivielso se trataba de «un extraño periódico. Titulo sugestivo, buena confección, bien redactado y perfectamente impreso». No admitía suscriptores –salvo en los lugares en los que no hubiera vendedores de periódicos- y sus protestas iban dirigidas principalmente contra la guerra de Marruecos, a la vez que se proponía dirigir su atención a los problemas de la masa obrera.
     Sus artículos no venían firmados, hecho que denunció El Socialista, que también tildaba al diario de neocomunista, al que Las Noticias rápidamente respondía calificándolo de neoaburguesado. Para Indalecio Prieto era «el primer diario comunista español», y decíamos que tuvo una vida misteriosa porque, a pesar de que oficialmente el director del diario era Jesús Escartín, hasta 1923 no se supo que el verdadero alma mater del periódico era Oscar Pérez Solís, personaje que a lo largo de su vida anduvo por todas las tendencias políticas posibles, y que en aquellos años derivó hacia la comunista a raíz de sus discrepancias con Prieto. Con él y con el diario que dirigía, como recordaba Luis Bello refiriéndose a Las Noticias: «el periódico de marras se preparó para desatar una campaña enconadísima contra El Liberal y contra el socialismo».
Oscar Pérez Solís
     Oscar Pérez Solís, en su juventud capitán de Artillería, inició su vida política afiliándose en el Partido Socialista de Valladolid. El organizar mítines socialistas le supuso la expulsión del Ejército, abandonando poco después Castilla e instalándose en el País Vasco, a instancias de Prieto. Su relación con Facundo Perezagua y las discrepancias en torno a la entrada de los socialistas en la Internacional Comunista le alejaron de Prieto, tanto, que incluso llegó a atentar contra la sede de El Liberal en 1923, resultando el propio Solís herido grave en el tiroteo que se produjo. Decíamos que pasó por todas las tendencias políticas. Efectivamente, justo antes del inicio del diario, en abril de 1921 cofundaba el Partido Comunista Obrero de España, y ya más adelante, en julio de 1923, sería Secretario General del Partido Comunista. Por el atentado al que hacíamos mención resultó preso, y aprovechó su estancia en reclusión para convertirse al catolicismo, gracias a las conversaciones que allí tuvo con el Padre Gafo. Y finalmente, ante el advenimiento de la República, se afilió a Falange Española, se unió a los sublevados durante la guerra civil y ya en el franquismo obtuvo diversos cargos oficiales.


     Este curioso personaje era el jefe de Federico Angulo durante la segunda mitad de 1921 en la redacción de Las Noticias, que según el propio Solís en sus Memorias «tuvo una gran aceptación en la masa obrera… que al mes de salir tenía una tirada de 12.000 ejemplares y que llevaba camino de ser el diario predilecto de la mayoría de los trabajadores de Vizcaya». Cuando menos, lo que si fue ya desde los primeros días es polémico, ya que se sucedían las denuncias hacia alguno de sus artículos, incluso desde el Gobierno Civil.
     Sonadas fueron sus agrias disputas con el periódico de Prieto, que recordemos, fue compañero de Angulo en sus tiempos en El Liberal, y que en aquellos momentos –desde 1920- era su verdadero orientador. Las Noticias incluso llegó a publicar el 16 de septiembre de 1921 un intento de boicot contra El Liberal e intentar así hacerse con la voluntad obrera: «Trabajadores: ha llegado la hora de hacerle el vacío al periódico burgués y traidor de la clase trabajadora con la implantación de un boicot definitivo». El 24 del mismo mes aparecían en portada varias caricaturas, una de ellas de Prieto con la cabeza en forma de pera, con un pié de foto curioso.

El soldado de Nápoles o Mohamed Inda-Ben-Prieto

  También arremetía Solís y su Redacción contra el gobernador civil de Vizcaya, González Regueral, y contra el resto de diarios de la ciudad, en concreto, El Pueblo Vasco –en el que con anterioridad a este estuvo Angulo- y El Nervión, a los que calificaba de «meros lacayos de la Liga Monárquica», sin olvidarse, una vez más, de El Liberal, al que unos día antes tildaba de «periódico sin ideales que combatió a Prieto cuando Prieto no era nada y ahora defiende a Prieto porque Prieto es el amo». No sabemos cómo y de qué manera salió Angulo de las redacciones anteriores, pero lo que sí es cierto es que trabajando en Las Noticias debería compartir al menos algunas de las opiniones que allí se vertían. Desde luego, en el caso de Prieto no parece que quedara ninguna enemistad ya que se encontrarían en el futuro, y en tiempos de la guerra civil se preocupó de su suerte y planteó su canje. De cualquier modo, fuera por decisión propia o motivado por su deseo de salir de aquel continuo rifirrafe dialéctico, poco tiempo le quedaba ya en su cometido de redactor de Solís.
     Según recoge Saiz Valdivielso, uno de sus compañeros, Francisco Recio, corresponsal del diario en Melilla para cubrir la guerra de Marruecos, hacía un repaso personal de los componentes de la Redacción de Las Noticias, en el que, como vemos, califica a Angulo de una manera que parece que el trabajo en ese controvertido diario le fuera como anillo al dedo:
     «Jesús Escartín (director) hace literatura en el periódico. Si hay algo que reprocharle es su tristeza, su tristeza romántica. Creo que es el caballero Lovelace que ha resucitado para dirigir un periódico…
     Aramburu (redactor jefe) es un tipo sajón de seriedad infantil que dice sonriendo las cosas más serias y lo mismo se pone a dar saltos en la Redacción que nos habla del más difícil tema psicológico
     Angulo (redactor) es un periodista ecuatorial; habla y escribe en completa ebullición. Para él no hay medias tintas: sólo existe el rojo y el negro.
     Espinosa es el reportero y poeta de la redacción, y Heda es el hombre de las conferencias telefónicas; además, hace revistas de toros…»
     Esa opinión de Recio no andaba muy desencaminada de la realidad. Si la comparamos con la que el propio Angulo hace de sí mismo en septiembre de 1925, vemos que es así:
     «No soy hombre fríamente razonador, o que pueda adoptar en todo momento la postura serena, ecuánime del filósofo. Soy el hombre de la calle que sabe por propia experiencia que un poco de pasión puesta al servicio de las ideas, siempre hace bien; porque la pasión cuando es noble, recta, desinteresada, cuando es producida por un convencimiento pleno y se inspira en un estricto sentimiento de justicia; cuando se pone pasión al servicio de algo bueno y justo; cuando la pasión se opone al triunfo de una arbitrariedad, entonces la pasión es santa y no hay fuerza en la tierra capaz de contenerla y avasallarla».
     A finales de 1921 Pérez Solís recibe una oferta para trabajar en Asturias. Este hecho, unido al inicio de una huelga de tipógrafos que dejó a Bilbao prácticamente sin periódicos –sólo El Noticiero Bilbaíno conseguía salir normalmente, el resto unió esfuerzos y sacaron un único diario en común titulado Prensa Bilbaína- provocó que la vida de Las Noticias finalizara con tan solo 6 meses en la calle. El último número salía publicado el 15 de enero de 1922, y así lo recordaba Solís:
     «… ni tengo por qué arrepentirme de haber colaborado en aquel periódico ni dejaré nunca de recordarle con simpatía. Vivió poco, no porque le faltase ambiente propicio, sino por las consecuencias económicas de una larga huelga de tipógrafos y acaso también porque quienes lo habían lanzado no estimasen prudente continuar apoyando orientaciones del periódico que podían lastimar altos intereses morales…»
     Ese momento ya no lo vivió Federico Angulo, que había salido de la redacción a primeros de noviembre de 1921. Siete años después, Angulo, como redactor jefe de El Pueblo Gallego, entrevistaba a Pérez Solís en Vigo, y ambos tuvieron recuerdos de aquella corta pero intensa época así como la actualidad y vaivenes ideológicos del entrevistado. Por eso Angulo añadía el subtítulo de “El hombre que buscó la verdad y no la encuentra”, introduciendo al personaje de esta manera:
     «Conocí a Oscar Pérez Solís hace varios años. Fue en Bilbao, poco antes de que ocurriera aquel gran dolor nacional de Annual. La villa era sacudida por las más recias convulsiones. Pérez Solís y yo escribíamos en el mismo periódico. Una coincidencia espiritual en la apreciación del momento, fundió la amistad nacida en torno de una misma mesa de trabajo. De entonces acá han pasado muchas cosas. La vida que nos unió, nos separó empujándonos por distintos caminos. Hasta que ahora, circunstancialmente, nos ha vuelto a colocar en el mismo vértice, un apretón de manos ha reverdecido el laurel de la antigua amistad fraterna. Confesiones mutuas han llenado el gran vacío de los años transcurridos. Y entre ellos la revelación inesperada que despierta en mí al periodista y me impulsa a ofrecerte, lector, lo que de labios de mi amigo escuchará».
     Pérez Solís, demandado por su antiguo amigo de noticias desde que perdieron el contacto, recuerda tanto el sentimiento de abandono de su compañero como reconoce un cierto atisbo de ingenuidad en aquellas acciones que se sucedieron en Bilbao en 1921:
     «Me dejó usted en pleno fragor de lucha. Aquella vida tremendamente agitada continuó hasta 1923. Ocurrió entonces aquella hecatombe bilbaína que usted recordará, provocada más que nada por nuestro infantilismo revolucionario. Las consecuencias no pudieron ser más trágicas: todo destrozado, deshecho… y yo, con un pulmón roto de un balazo, al hospital…».
La Casa del Pueblo de Bilbao
   Solís se refiere a lo sucedido en la Casa del Pueblo de Bilbao el 23 de agosto de 1923. Ese día pretendió imponerse por la fuerza la huelga general en la ciudad, produciéndose diversos altercados, y ya a mediodía moría el conductor de tranvía Feliciano Zugasti tras los disparos de unos desconocidos. Por la tarde un grupo perseguido por la Policía y Guardia Civil se atrincheró en la Casa del Pueblo, produciéndose un tiroteo en el que cayeron heridos numerosos huelguistas y agentes. Entre los primeros se encontraban Pérez Solís, Eleodoro Martín, Benito Pozas, Isidoro Martín, Angel Antuñano, Eduardo Núñez (fallecido posteriormente) y Osvaldo Martín. Entre los agentes fueron heridos Victoriano Prado y Francisco López González. Finalmente serían detenidas 24 personas, entre las que también estaban Solozábal, Bullejos y Méndez Núñez, clausurando inmediatamente la policía la Casa del Pueblo.
   Esos tres meses de Angulo en Las Noticias fueron muy intensos, algo así como una guerra en las trincheras de la opinión escrita, que seguramente marcaron la senda de un magnífico aprendizaje  para lo que, muchos años después, viviría en los históricos años de la República como redactor de El Socialista.

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