viernes, 26 de agosto de 2011

1933 Las elecciones (III) Tribunal de Garantías

Álvaro de Albornoz, Presidente del Tribunal
EL TRIBUNAL DE GARANTIAS CONSTITUCIONALES

   Un nuevo caso que demostró la opinión contraria al bloque gubernamental fueron las elecciones al Tribunal de Garantías Constitucionales, órgano de nueva creación cuya ley orgánica se aprobó el 14 de junio de 1933, con la oposición de carlistas, nacionalistas vascos y agrarios. Se dividió en dos partes: una primera que suponía la elección del Presidente del Tribunal y de dos vocales por las Cortes; y una segunda elección en la que se debían distribuir 21 puestos de vocales, 15 que serían elegidos por los Ayuntamientos agrupados en sus circunscripciones regionales respectivas, 4 por las Facultades y 2 por los Colegios de Abogados.

   El día 13 de julio se celebró la sesión en la que se eligió al primer presidente del Tribunal de Garantías. Fue elegido Álvaro de Albornoz, sin apenas competencia y ningún apoyo. Él mismo fue el más interesado en obtener el cargo y dejar la cartera de Justicia. Ni siquiera tenía el apoyo del Gobierno de Azaña que ni tan solo propuso algún candidato. El bloque socialista estaba interesado en que Luis Araquistain fuera su propuesta pero éste declinó el ofrecimiento. Finalmente, Álvaro de Albornoz obtuvo 204 votos a su favor, mientras que Ortega y Gasset, aunque no tenía ninguna intención de presentarse, consiguió 80. Los dos vocales elegidos fueron Laureano Sánchez Gallego (socialista) y Gerardo Abad Conde (radical). Muestra del desinterés que había en esa elección es el hecho de que cuando el Presidente de las Cortes anunció en el Congreso el nombre del ganador no hubo ni un solo aplauso. No es para menos cuando podemos comprobar la propia opinión del presidente del Gobierno, Manuel Azaña, que sobre el hombre que debía regir una importante institución de la República tenía: “Designar a Albornoz para la presidencia del Tribunal tiene muchos inconvenientes, no porque sea Ministro de Justicia, sino por sus condiciones personales. Es lo más probable que, si le eligen, lo haga mal, como le ha sucedido de ministro. Su posición, presentándose candidato, es poco lucida, pero sueña con el cargo y no hay manera de que desista. Las ventajas son que presidiría el Tribunal un republicano y no un cavernícola disfrazado de hombre serio e imparcial, y que eliminamos de la política un estorbo de los mayores por su ambigua conducta y su doblez, baluartes de su cobardía”.

   Pero sin quitar importancia a esa elección del presidente, la verdaderamente importante y significativa fue la votación de los Ayuntamientos para la definición del resto de vocales, nueva muestra de la caída del gobierno Azaña, que por otra parte, se había quedado sin el apoyo de tres periódicos incondicionales a su figura, “El Sol”, “La Voz” y “Luz”, comprados por el catalán Luis Miquel y puestos al servicio del gobierno. Empeoraron las relaciones entre Azaña y Miquel y los tres periódicos, unidos bajo el nombre de la empresa “Editorial Española SA”, pasaron al control de Juan March, tornando desde ese mismo momento las excelencias de Azaña en insultos y desprecios a su persona.

   El día 2 de septiembre se constituía el Tribunal de Garantías bajo la presidencia de Álvaro de Albornoz, como vocales parlamentarios Abad Conde y Sánchez Gallego, y como vocales natos el Presidente del Consejo de Estado, Martínez Aragón, y el del Tribunal de Cuentas, Diego Medina. Al día siguiente, domingo 3 de septiembre se celebraban las elecciones para 15 vocales en 9.500 Ayuntamientos de toda España. El resultado volvió a ser contrario a la política gubernamental. De los 15 representantes elegidos, tan solo 5 pertenecían al bloque ministerial:

MINISTERIALES, 17.859 votos.
- Socialistas, 7.611; Radicales-socialistas, 2.750; Acción republicana, 5.477; Republicanos gallegos, 2.021. Los 5 miembros provenían de: 1 socialista, 1 radical-socialista, 1 de Esquerra Republicana de Catalunya, 1 galleguista, y 1 de Acción Republicana.

NO MINISTERIALES, 33.029 votos.
- Radicales, 14.495; Agrarios 13.194; Derechas navarras, 1.145; Nacionalistas, 822; señor March, 420; Liberales demócratas, 411. Los 10 miembros provenían de: 4 radicales, 3 agrarios, 1 de derechas navarras, 1 nacionalista vasco, y por Mallorca resultó elegido Juan March, que en aquel momento permanecía encarcelado en Alcalá, aunque dadas las circunstancias Albornoz decidió anular ese nombramiento.

En el centro Manuel Azaña y Álvaro de Albornoz, acompañados de los vocales Abad Conde y Martínez de Aragón

   Los diarios nacionales, en su mayor parte se hacían eco de la nueva derrota ministerial, aconsejando al Gobierno tomara las medidas oportunas que deberían corresponder a la realidad nacional. El diario “El Sol” firmaba la derrota ministerial: “de nada valen discusiones, subterfugios, deformaciones hábiles. Hay que aceptar con sinceridad y valentía lo que han dicho los Ayuntamientos españoles, células del Estado, última y auténtica realidad de la vida española, frente a la cualidad espectral del Parlamento, que se ha quedado convertido efectivamente en un espectro”. “El Debate” recomienda la dimisión inmediata: “Y no diremos al Gobierno que su deber es marcharse. Del decoro propio cada uno forma juicio propio. Claro que no siempre con acierto”. De la misma manera, “ABC” publica: “El Gobierno mejor que nadie puede desentrañar lo que ha querido decir el país, directamente representado por los municipios. Nueva lección de la realidad, ofrece una prudente y clara advertencia, pero aun así, no es de esperar que la contumacia del Gobierno la escuche. Toda resistencia es estéril. El Gobierno no podrá vencerla ni resistirla”.

   El diario “El Socialista” analiza mesuradamente la situación: “De confirmarse, la victoria radical es clara y neta. ¿Tendrá repercusiones? No lo sabemos. Todo lo que podemos afirmar es que jamás accederemos a engañarnos y que mientras aceptemos la democracia, la aceptaremos lealmente, con todas sus consecuencias”, y “El Liberal” es el único que intenta quitar importancia a los resultados: “ni son políticos ni tienen por qué producir efectos de esta naturaleza. Es una simple alucinación del enemigo, y cualquier otro resultado electoral dirá más que el del domingo. Si se va a la renovación de los ayuntamientos en noviembre próximo, o cuando el Gobierno lo estime oportuno, los resultados serán bien distintos”. No fue demasiado acertada esa predicción.

   Ante tal marejada, el día 6 plantea Alejandro Lerroux en las Cortes el debate político para analizar lo sucedido en las elecciones de vocales al Tribunal de Garantías, hecho que provocaría la necesidad de proponer un voto de confianza al Gobierno Azaña. El líder radical dejaba clara su posición: «Quiero rogar al presidente del Consejo de ministros que tenga en cuenta que aunque puede presumir de tener mayoría en la Cámara, la lección de la realidad demuestra que no la tiene en el país. Cuando por demostración tan palmaria, aun teniendo la mayoría de la Cámara, no se tiene la del país y se sigue en el Poder, se detenta éste y se da el primer paso para la dictadura. Diga S.S. claramente si es la dictadura lo que S.S. pretende. Si lo que se pretende es salvar a la República de una dictadura, se pone de manifiesto la equivocación de la política seguida hasta ahora».

El presidente de la República, en sus Memorias, revela el estado de ánimo en el que encontró a los integrantes del Gobierno, y de qué manera el mismo Azaña le reconocía la inutilidad de proseguir tal y como se estaban sucediendo los acontecimientos: «La elección fue espantosa derrota para el gobierno..... El efecto en los ministros fue terrible: Largo me dijo que él preveía ya las consecuencias; Prieto, reconociendo tardíamente su grave yerro, confesó que hubiera sido preferible el Senado. Al despachar Azaña y preguntarle si consideraba quebrantado al gobierno, dijo con forzada risa que no lo veía quebrantado sino molido, deshecho, machacado. Luego reconoció espontáneamente que seguir la obstinación era exponerse a que para votar contra el gobierno se llegase a votar contra la República..... Por lo que luego pudo verse se arrepintió de sus confesiones, volvió a sentir apego al poder y como en el Congreso consideraron al gobierno muerto y el debate no tuvo relieve, con una sesión vulgar y una votación mediocre se inclinaba a seguir». Con el abandono de los escaños de radicales, agrarios, federales y algunos de la mayoría, fue votada la proposición de voto de confianza, quedando aprobada por 146 votos a favor y 3 en contra. Pese a este resultado, Alcalá-Zamora quiso buscar una excusa a una decisión que ya tenía tomada y propuso al Consejo de ministros tres preguntas, que de ser contestadas satisfactoriamente bajo su punto de vista, evitaría la apertura de consultas:

   - Primera: ¿Estiman que están quebrantados el Gobierno y la mayoría que lo apoya?
   - Segunda: La continuación de este Gobierno, ¿facilita o impide la coalición republicana, cuya conveniencia defendió en su discurso el jefe del Gobierno?
   - Tercera: ¿creen que es éste el Gobierno que más conviene para afrontar las elecciones municipales próximas?

   La respuesta a la primera fue que era competencia del Jefe del Estado decidir la cuestión; la segunda la debían responder los representantes de los partidos, y la tercera era imposible de contestar por su complejidad. En vista de ello, Alcalá-Zamora abrió consultas y encargó a Lerroux formar nuevo Gobierno, que quedaría definido al día siguiente, 12 de septiembre. El Partido Socialista desligaba definitivamente su apoyo a Azaña, tal y como pronunciaba Largo Caballero, por decisión unánime del Partido, en la siguiente declaración: «... a virtud de la conducta seguida por los elementos republicanos al prestar su colaboración personal al gobierno de la República quedan rotos todos los compromisos contraídos entre los republicanos y nosotros en la gestación y desarrollo del movimiento revolucionario y que por tanto cada Grupo político y cada Partido recobra plenamente su independencia para seguir el camino que estime pertinente a la defensa de sus ideales».


Alejandro Lerroux, a la salida de consultas con Alcalá Zamora para encargarle formación de nuevo Gobierno

   El gobierno Lerroux quedó constituido integrándolo en total 6 radicales, 1 de Acción Republicana, 1 de Esquerra Republicana de Catalunya, 1 de Izquierda radical-socialista, 1 galleguista, 1 radical-socialista y dos independientes.

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