jueves, 5 de mayo de 2011

1925 Una despedida y dos muertes

   A finales de 1925, en el lapso de tiempo tan corto de dos semanas, tres hechos -el tercero seguramente en menor medida- vinieron a influir en el ánimo de Federico Angulo y no precisamente de forma positiva.
   Desde que iniciara unos meses antes -el 20 de marzo de 1925-  su andadura la nueva publicación donostiarra, "Vasconia Industrial y Pesquera", aparte de ejercer como director de la recién nacida revista dedicada al mundo pesquero de Guipúzcoa, Federico Angulo tuvo una intensa y reconocida actividad en torno a ella: redacción de artículos, asistencia a Congresos, participación en la Asamblea de Pesca Marítimo Vasca en la que fue uno de los ponentes, etc. Tal grado de implicación tanto en la esfera pesquera como en la periodística, vino a finalizar a lo largo de los últimos días de noviembre de 1925 de forma concluyente. Casi con total seguridad, problemas de índole familiar le obligaron a tomar esa determinante decisión. Como él mismo decía en su carta de despedida dirigida a su amigo y fundador de la revista Alberto Alonso Berrueta y que conocieron después todos los lectores de Vasconia Industrial, "Usted sabe con el dolor íntimo y profundo que escribo esta carta, en la que le anuncio mi propósito de abandonar la Dirección de nuestra bienamada VASCONIA. Pero usted sabe también que son poderosos los motivos que a ello me determinan y que es inquebrantable la resolución tomada. Otros deberes, atenciones nuevas que no admiten excusa, me obligan a alejarme del periodismo profesional activo. Después de varios meses de constante y ruda lucha, voy a dar paz a mis nervios y a buscar sosiego y serenidad para mi espíritu".
    
Carta de despedida en Vasconia Industrial y Pesquera

Alberto Alonso Berrueta

















   Alonso le dedicaba como respuesta una "cariñosa, efusiva y cordial despedida al queridísimo compañero que, bien a pesar nuestro, nos deja". Durante un tiempo seguiría colaborando en la revista como articulista, hasta que finalmente abandonaría San Sebastián para marchar a Vigo.

   Casi sin tiempo a hacerse a la idea de haber dejado las páginas de una revista en la que tanto luchó en beneficio del bienestar y progreso de los pescadores vascos, el 9 de diciembre sería conocedor de una noticia que le afectaría en lo que respecta a su ideario político. En Madrid moría Pablo Iglesias, el icono del socialismo español.

Pablo Iglesias en su lecho mortuorio
   Desde San Sebastián, se cursaban diversos telegramas a Madrid como testimonio de pesar por su muerte. Federico Angulo, como miembro de los socialistas de San Sebastián, sería uno de los firmantes:

   "Discípulos del maestro que acaba de morir, creyentes de su doctrina de amor a la Humanidad fraterna, prometemos en esta hora solemne ante el cadáver de quien fue nuestro guía, ser fieles a su memoria y luchar con ahínco y con fe por el triunfo del ideal socialista que pierde con el Abuelo su más firme baluarte.- Guillermo Torrijos, Rafael Vivanco, Cástor Torre, Luis Iglesias, Eufrasio Quesada, Vicente Martiarena, Patricio Chamorro, José Graner, Gabriel Martiarena, Antonio Bueno, Julián López, Tirso Uriz, Sergio Echeverría, Antonio Sorozábal, Benito Juez, Salvador Olano, José Setién, Félix Martín, Anastasio Eguía, Agustín Guisasola, Teodoro Golmayo, Federico Angulo".

   En nombre de la Agrupación Socialista de San Sebastián asistiría al entierro Luis Iglesias. Guillermo Torrijos lo haría en el de la Federación Local de Sociedades Obreras, y Ramón Sáez en el de la Federación Gráfica. Asimismo, asistirían desde San Sebastián Lorenzo Larrea y Fermín Ortega. Los que se quedaron en Donosti, Angulo entre ellos, decidirían tributarle su homenaje desde la distancia de la siguiente manera:

   "La Agrupación Socialista de San Sebastián ha tomado el acuerdo de rendir mañana, domingo, un homenaje a la memoria del que fue en vida la figura más representativa del socislismo español y el más abnegado y heroico defensor de la causa del proletariado, nuestro venerado Pablo Iglesias.
   Consistirá este homenaje en que todos los trabajadores donostiarras y aquellos elementos que supieron apreciar en Pablo Iglesias las virtudes cívicas y humanas que atesoraba, firmen en los pliegos que al efecto serán colocados en el portal del Centro Obrero (Puerto, 7), al tiempo que en Madrid se verifica la conducción del cadáver del llorado abuelo.
   La Agrupación Socialista de San Sebastián invita a todos los trabajadores, cualquiera que sea su condición social, a que rindan este tributo de cariño a quien durante toda la vida no hizo otra cosa que laborar por su redención".
La comitiva fúnebre el domingo 13 de diciembre de 1925
   En referencia al tercer hecho que comentábamos, aunque ya avanzábamos (sin pretender ponernos en el ánimo de Federico Angulo) que posiblemente sería el menos importante, el mismo día del entierro de Pablo Iglesias moría en Torrelodones Antonio Maura, jefe del Partido Conservador, ministro, Presidente del Consejo de Ministros..., en definitiva, uno de los personajes más influyentes en la Historia de España de finales del XIX y primer cuarto del XX. De alguna manera le vendría a la mente en ese momento a Angulo sus años de juventud.
   Con poco más de veinte años, el joven Federico vivió en Bilbao la escisión que se produjo dentro del Partido Conservador. Ossorio y Gallardo, en un discurso en Zaragoza, declaraba las primeras intenciones de la escisión que se estaba preparando en el Partido Conservador: o se estaba con Maura o con el gobierno, que en ese momento era dirigido por el también conservador Eduardo Dato. Pero donde se formalizó definitivamente esa separación fue en Bilbao: la adhesión primero del órgano periodístico del Partido Conservador de Vizcaya -fundado en 1909 por Fernando Ybarra-, “El Pueblo Vasco”, seguidamente del Comité del Partido, y finalmente las Juventudes Conservadoras vizcaínas, dieron al nuevo movimiento un empuje definitivo que arrastraría al resto de provincias. Podemos considerar que la asamblea fundacional del nuevo movimiento se celebró en el Teatro Trueba de Bilbao, el 30 de noviembre de 1913, donde Ossorio y Gallardo y el presidente de la Juventud Conservadora (desde este momento Juventud Maurista) de Bilbao, Ramón Bergé, se dirigieron a los asistentes, entre los que se encontraban representantes de las Juventudes de otras provincias, sentando las bases del maurismo. Angulo se encontraba en el lugar idóneo en un momento en que comenzaría a sentir sus primeras inquietudes políticas. Y en esos años de juventud, se dejó abstraer por la corriente maurista que afloraba en Bilbao. Como comenta Mª Jesús González en su libro "Ciudadanía y Acción", entre 1913 y 1917 «Fueron los años del maurismo callejero, de la euforia y adoración a Maura, incluso del romanticismo político y del nacimiento de posibilidades futuras que, no obstante, se marchitaron con los años». Opinión que, conociendo el carácter de Federico, justifica al cien por cien el que se implicara en ese movimiento político y no otro.
   El joven Angulo, posiblemente en lo que pudiera ser su primer artículo publicado, con el título de "Ideal y Ciudadanía" definía en las páginas del semanario Libertad en mayo de 1915 su pensamiento en aquel momento y opinaba respecto del discurso de Maura en el Teatro Real de Madrid el 21 de abril, creyendo que: "el partido maurista –el partido romántico, como lo denominaban con malsano regodeo los hombres que antes se decían leales- es ya para España una realidad. Dichosamente para los buenos, para los que soñamos con una patria dignificada y respetada. Para los que en la palabra “España” hemos concentrado todo nuestro amor y toda nuestra energía" (...) "Porque el partido maurista aún no ha desilusionado a nadie, y se puede y se debe tener fe en él". Y acababa el artículo así: "Que España sea un pueblo con ideales vivos y latentes. Que España sea un pueblo de ciudadanos. Esto bastará para que España se salve".
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Artículo de Federico Angulo en "Libertad"

   Desde ese año de 1915, quedaría mucho por pasar. Y al final sí, llegó la desilusión, llegó la madurez, llegaron las redacciones de periódicos en los que vería una nueva manera de pensar -El Liberal de Bilbao, de Prieto, por ejemplo, en la segunda mitad de los años 10- y esa etapa de juventud conservadora pasó. Pero aunque fuera un mínimo instante, la noticia de la muerte de Maura debió hacerle recordar sus inicios políticos. A su vuelta de África, en 1923 se afiliaba al partido Socialista, y del socialismo hizo su bandera ya hasta el día de su muerte.

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