miércoles, 7 de mayo de 2014

1933 Fotografía de "El Socialista" (subsanando un error)


   
   Los seguidores que podamos tener en este blog (si es que hay alguno) sabrán perdonarnos este alto en el camino que ya empieza a durar demasiado. Aunque alguien pueda llevarse una pequeña decepción, de momento sentimos comunicar que nuestro propósito es continuar esa pausa, pero no por ello queremos dejar constancia de un pasaje publicado hace años ya, y habiendo comprobado que incurrimos en un error, una vez recabados los datos necesarios, acudimos presto a subsanarlo. A pesar de tener ciertas reticencias, nos dejamos llevar por la opinión de un familiar y quizás demasiado alegremente, identificamos como Federico Angulo a cierta persona que aparecía en una fotografía perteneciente al personal del diario madrileño “El Socialista”.

   Así lo indicamos nosotros en aquel primer trabajo realizado y publicado en la Sociedad Benéfica de Historiadores Aficionados y Creadores


apuntando un pie de foto (Federico Angulo, primero por la derecha, fumando) que queremos desmentir. Dicha foto ya fue borrada del link apuntado por indicación nuestra, pero dado que han sido numerosas webs las que se han hecho eco de nuestra información, no queremos ni podemos dejar pasar la ocasión de hacerles ver que es un error, y si por alguna casualidad, vieran esta entrada, les pedimos borren inmediatamente aquel pie de foto.

   La foto en cuestión es la que ilustra el inicio de esta entrada. Así como nosotros cometimos el error de identificar presuntamente a Angulo e indicar que eran los integrantes de la redacción de “El Socialista”, igualmente es erróneo, en lo que a identificación como personal de redacción respecta, el pie de foto que aparece en la edición del libro de Julián Zugazagoitia, “Guerra y vicisitudes de los españoles”, cuyo prólogo corrió a cargo de Santos Juliá. Ahí indica que Zuga está “rodeado de compañeros/as de la redacción del periódico”. Y esa apreciación no es absolutamente exacta, ya que el único integrante de la redacción que aparece es Zuga, el propio director.

   Para los que conocen un poco la historia del diario, es sobradamente conocido el paso de Federico Angulo por “El Socialista”. Sin embargo, hasta hace poco tiempo no fuimos capaces de confirmar la fecha exacta de su entrada en la redacción. Sabíamos que fue durante los años de la República, pero ¿cuándo? No teníamos duda de su estancia en la redacción del diario de Manuel Andrés “La Prensa”, de San Sebastián, a lo largo de los primeros años republicanos. Como tampoco de su intervención y organización en la misma capital donostiarra del levantamiento socialista de octubre de 1934, donde era miembro del Comité Provincial y del Comité de Huelga por Pasajes. Tras el registro por la policía de su mesa en la citada redacción, Calle de Fuenterrabía nº 6, donde le encontraron “unas listas de los Jefes y Oficiales del ejército de Guarnición en esta Plaza”, fue considerado por Pedro Asensio, Comisario Jefe de la Policía Gubernativa de Guipúzcoa, como “sujeto peligroso por su actuación social”. En carta manuscrita remitida al Juez militar, el propio Angulo se responsabilizaba de su actuación y por ello tuvo que exiliarse en Francia hasta su regreso con el triunfo del Frente Popular en febrero de 1936 y beneficiarse del Decreto de Amnistía del día 21 ya que fue procesado el año anterior en rebeldía. Pese a todo ello, no dejaron de extrañarnos varias citas, aunque confiáramos en ellas, de Juan Simeón Vidarte en su libro “El Bienio negro y la insurrección de Asturias”, en las que indicaba que “nos iban llegando noticias del momento. Nuestros más agudos e inteligentes periodistas, Angulo y Aguirre, nos las transmitían desde el Palacio presidencial y desde el Congreso…[ ] El día 4, desde la mañana, empezaron a llegarnos rumores que confirmaban mis presentimientos. Federico Angulo recogió las primeras noticias de Palacio… [ ] Hacia las 4, Federico Angulo nos llevó una noticia que la prensa no conocería hasta media noche: Lerroux formaba gobierno con tres ministros de la CEDA… [ ] Angulo subió a informar a Prieto…”.

   Entonces… ¿Angulo estaba en Madrid en octubre del 34? ¿Estaba en “El Socialista”? ¿Cómo pudo entonces participar en el levantamiento de San Sebastián? ¿Por qué tenía su mesa de despacho en la redacción de “La Prensa”? Si estaba en Madrid, ¿cómo consiguió cruzar la frontera y llegar hasta Pau? Sin duda, cuando Vidarte publicó su libro en 1978, algún recuerdo le fallaba. ¿Acaso su memoria no confundiría la actividad periodística de Angulo en El Socialista en las horas previas al 18 de julio del 36 y lo situaba un año y medio antes? Creemos que sí, que Vidarte está equivocado en esas apreciaciones.

   Anterior a esa fecha, lo único que hizo para el diario madrileño Federico Angulo fueron unas puntuales colaboraciones a lo largo del año 1932 en una sección llamada “Notas de San Sebastián”, firmadas por “Espartaco”, seudónimo utilizado por Angulo tanto en esos artículos como en mítines en los que participaba en Guipúzcoa. Y posteriormente a octubre del 34, no solo Angulo estaba fuera de España si no que El Socialista fue suspendido durante más de un año, no volviendo a publicarse hasta diciembre de 1935.

   Pero volvamos a la foto en cuestión. Que fue hecha durante la dirección de Zuga estaba claro, pero ¿cuándo? Finalmente pudimos certificar que pertenece a mayo de 1933, con motivo de una comida homenaje que el personal de la Administración del diario le ofreció al Administrador Félix Galán. Por lo tanto, con ese dato ya supusimos que era imposible que Angulo apareciera en ella. Pero faltaba algo más para tener una certeza absoluta, y era su fecha de ingreso en la redacción. El 5 de marzo de 1936, la Comisión Ejecutiva del Partido Socialista remite una carta al director de El Socialista para que considere la conveniencia de incorporar un nuevo redactor y Zuga responde el día 10 acerca de “mi referencia personal sobre el camarada Federico Angulo”. Continúa diciendo que “la vacante existe: se produjo al dimitir su puesto José María Aguirre”. Y sobre el candidato, opina que “mi juicio como periodista le es favorable. Ha trabajado en diferentes periódicos de provincia, dejando recuerdo de buen profesional. El movimiento de Octubre –del que fue en San Sebastián colaborador- le forzó a expatriarse y ahora se muestra en San Sebastián desocupado [ ] espero que me facultéis para contratar los servicios del citado camarada”. Zuga recibiría el 14 de marzo respuesta afirmativa de la Ejecutiva, que “ve con gusto su propuesta de que el compañero Federico Angulo Vázquez, cubra la vacante de redactor que actualmente existe en El socialista, por dimisión de José Mª Aguirre. Queda V. por tanto, autorizado, para comunicarlo así al camarada Angulo que debe comenzar a trabajar en el periódico lo antes posible”.

   Federico Angulo entraba definitivamente en la redacción de El Socialista el 16 de marzo de 1936, con un sueldo mensual de 600 pesetas, el tercer mejor pagado tras el director Zugazagoitia y el redactor jefe Fernando Vázquez. De entrada tendría una nómina igual a figuras consagradas del diario como Manuel Albar e incluso superior a la de Cruz Salido.

Julián Zugazagoitia y Félix Galán

   Retrocedemos de nuevo a mayo de 1933. Hemos intentado identificar a los personajes de la fotografía y a pesar de haberlo conseguido con tan solo unos pocos, sí creemos lo anteriormente mencionado, que no aparecen personas de la redacción si no que son los integrantes de la Administración del diario, y posiblemente de la Biblioteca y Talleres de la Gráfica Socialista. Estos son:

   - Félix Galán Eguizábal (1874-1950). Tipógrafo de profesión y afiliado a la Agrupación Socialista madrileña, ingresó en el periódico en mayo de 1920 y fue su administrador hasta 1939.
   - Manuel Rojo, ingresó en el periódico en abril de 1920, ejerciendo las funciones de contable hasta mediados de la guerra civil, en que por sugerencia de su cuñado Andrés Saborit presentaría su dimisión para poder trasladarse a ejercer esas mismas funciones a una fábrica de Valencia.
   - Aniceto García Fernández (1900-1980). Tipógrafo y periodista, ingresó en abril de 1925, y aunque perteneciente al personal de Administración, durante años se encargó de la crónica deportiva del diario.
   - Fernando Espino García (1883-1964). También tipógrafo, se afilió a la Agrupación Socialista de Madrid en febrero de 1915. Se incorporó al diario en 1921 bajo la dirección de Andrés Saborit. Ejercía su cargo en talleres, siendo el responsable de impresión.

De izquierda a derecha: Manuel Rojo, Aniceto García y Fernando Espino

   Las únicas mujeres que constaban en plantilla de El Socialista eran María Villuendas, que ingresó en julio de 1931, y Etelvina Hernández Benito, que lo haría en agosto del mismo año. En octubre de 1937 contraería matrimonio con Cipriano Segura Casado. 

Etelvina Hernández
María Villuendas
El resto del personal de Administración lo componían:

   - Juan Juliá, cobrador, que ingresó en el diario en abril de 1931.
   - Juan Juliá Garijo, hijo del anterior, en plantilla desde noviembre de 1928 y encargado de la publicidad. Durante la guerra ingresaría como policía en el Servicio de Investigación y Vigilancia.
   - Luis Fernández, desde abril del 26.
   - Rafael Costas, que lo haría en mayo de 1931.
   - Alfredo Ortín Bertucci, en la misma fecha.
   - Ernesto Orche Sebastián, en agosto del mismo año. Durante la guerra ejercería igualmente como policía en el Servicio de Investigación y Vigilancia.
   - Aniceto Aguado, ingresó en noviembre de 1925. Durante la guerra prestaría servicios en las oficinas de la 44 Brigada.
   - Diego Forcén, en plantilla desde febrero de 1930.
   - Vicente Nieto Canedo (1913-2013), desde marzo de 1929. Tenía su cargo en el Departamento de paquetería y suscripciones. Durante la guerra se integró en las filas de la Columna Mangada.
   - Juan del Barrio, ingresó en mayo de 1930. El Ministerio de Defensa, en junio de 1937, requeriría sus servicios como administrador en una fábrica de Buñol (Valencia).
   - José Moreno, en abril de 1930

   Encargados de la Biblioteca del periódico eran:

   - Teodoro Lázaro, en plantilla desde septiembre de 1923.
   - Mariano Redondo Martín, ingresó en junio de 1929. Entró en El Socialista como botones y se afilió a la Agrupación Socialista madrileña en 1932. Los primeros días de la guerra civil los pasó integrando la milicia de El Socialista que comandaba Federico Angulo, para seguidamente ingresar, como él, en el Cuerpo de Carabineros.

   Y del cierre de edición Carlos Zarzuelo y Victoriano Junquera. Desde junio de 1930, el puesto de Ordenanza lo ocupaba Antonio Izquierdo.

¿Vicente Nieto?
(No es Federico Angulo)
 Por más que lo hemos intentado, no se ha podido identificar a la mayoría de los presentes en la fotografía. Sí creemos que la persona que queda a nuestra izquierda es Vicente Nieto. Y la que en un primer momento identificamos como a Angulo, mantiene unos rasgos que quizás pudiera tratarse de Sócrates Gómez o Pedro Martín Puente, pero no nos atrevemos a asegurarlo. El resto, creemos no equivocarnos al pensar que todos forman parte de la lista que hemos indicado anteriormente de personal de la Administración de El Socialista y no de la Redacción. Teoría que queda confirmada ya que de los integrantes de ésta ha sido más sencillo localizar retratos, y ninguno de ellos se asemeja, ni por edad en la mayoría ni por físico, a los que aparecen retratados. En 1933, aparte del director, Julián Zugazagoitia, la Redacción estaba compuesta por:

   - Ramón Martínez Sol (1874-1937). Ingresó en el diario en junio de 1921.
   - Antonio Atienza de la Rosa (1867-1944). Ingresó en febrero de 1925 como redactor de plantilla.
   - Pedro Martín Puente, que lo hizo en enero de 1932.
   - Isidro Rodríguez Mendieta, en junio de 1930. Es el único del que no hemos podido conseguir ninguna foto.
   - José María Arribas Borrego (1905-1975). Ingresó en agosto de 1931, siendo el encargado de dibujar las viñetas humorísticas. Incorporado al inicio de la guerra a la milicia de Angulo, se integró posteriormente en el Cuerpo de Carabineros.
   - Francisco Cruz Salido (1898-1940). Redactor desde febrero de 1932, son sobradamente conocidas sus “Glosas ingenuas”, particularmente aquella titulada “Psiquiatría militar”.
   - Manuel Albar Catalán (1900-1955). En el diario desde 1928, también de sobras conocido por su actividad en el diario y en el Partido.
   - Emiliano Martín Aguilera (1905-1975). Ingresó en enero de 1931, era el encargado de los artículos relativos al mundo del Arte.
   - José Subirá Puig (1882-1980). Encargado de los artículos sobre música.
   - Gabriel Mario de Coca. En el diario desde 1929, era el encargado de la crónica política, puesto que ocuparía Angulo posteriormente. Coca fue despedido del diario en diciembre de 1935.
   - Sócrates Gómez Pérez (1914-1989). En el diario desde agosto de 1931.
   - José María Aguirre López (1903-1984). Redactor desde 1932, presentó su dimisión a principios de 1936, pasando a trabajar en el diario “Claridad”.

   Otros redactores incluidos en nómina que entraron en El Socialista en fecha posterior a la fotografía, fueron: Ogier Preteceille, que lo haría tan solo un mes después, en junio de 1933; Fernando Vázquez, redactor jefe, que lo hizo en enero de 1936, Manuel Pastor, en la misma fecha, encargado de la crónica de Tribunales, o Gonzalo Zabala, también en enero de 1936

   Finalizamos ya. Confiamos en que gracias a esta entrada, nuestro error haya sido subsanado, y a pesar de no poder controlar el que los demás se hicieran eco de ello, si en algún momento consultaran este blog, les rogamos encarecidamente hagan  lo propio y borren de su web dicha información errónea. Esperamos que nuestra responsabilidad haya podido quedar, si no eliminada, sí reducida al máximo.


   Repetimos como colofón que Federico Angulo no aparece en la foto del personal de Administración de El Socialista.


jueves, 3 de octubre de 2013

1938 Burgos, una partida hacia el recuerdo



Dos imágenes de la Prisión Central de Burgos en la actualidad (de Google Maps y Ricardo Melgar respectivamente)


   En un día como hoy de hace 75 años, tres personas dejaban a su espalda esos muros, esos compañeros, esos ideales, esa vida… su vida. Un 3 de octubre de hace tres cuartos de siglo tres personas verían como se les impedía ver de nuevo la luz del sol y se les privaba de la posibilidad de seguir manteniendo ese anhelo de libertad, de seguir deseando llegar al día del reencuentro con sus seres queridos, de sus compañeros … de vivir. 

   Este texto quiere ser un pequeño y sincero homenaje a esas tres personas que nos dejaron -más bien les hicieron dejarnos- hace hoy 75 años. Y es por ello que no solo queremos hacer referencia a la persona que protagoniza este blog, sino también a los que le acompañaron en sus últimos momentos y corrieron su misma suerte. Vaya nuestro recuerdo en este día a Federico Angulo Vázquez, José San Miguel Sáenz y Francisco Hernández Gaya.
 
   Los tres vivieron sus últimos días entre esos muros de la Prisión Central de Burgos. Federico y José ingresaron el 26 de julio de 1938 procedentes de la Prisión de Larrinaga en Bilbao. Francisco lo haría un poco después, el 12 de agosto, trasladado del mismo lugar. Ya en nuestra entrada “La Prisión Central de Burgos” hablábamos de la historia del Centro y de cómo transcurrió el traslado desde Bilbao y la vida en esa prisión. Ahora vamos a ceñirnos simplemente a los últimos momentos, comenzando por sus compañeros.

 
Fachada principal de la Prisión en 1932


   José Evaristo SAN MIGUEL SÁENZ era un guipuzcoano de Oiartzun, lugar en el que nació el 20 de octubre de 1882, siendo bautizado el 26 en la Parroquia de San Esteban. Hijo de Valentín San Miguel Barrón y de María Cruz Sáenz Romeo, ingresó en el Cuerpo de la Guardia Civil en cuya Comandancia de Logroño prestó servicio, hasta que, en 1919, pasaría a la de Vizcaya. De estado casado, tuvo un hijo y dos hijas, el mayor de 28 años y el menor de 11 en esos momentos. Su mujer e hijos deberían haber salido de España ya que dejó escrito que ciertas pertenencias fueran enviadas a su cuñada Isabel Estévanez Fernández, domiciliada en la calle General Castelló de Bilbao. Procesado en juicio sumarísimo número 11534 de 1938 y condenado a muerte por adhesión a la rebelión militar, procedente de Bilbao ingresa en la Central de Burgos el 26 de julio de 1938. Pocos días le faltaron para cumplir los 56 años. Esa madrugada del día 3 tuvo tiempo para dar un último adiós a sus compañeros:

    Compañeros de la celda 57
   Perdonadme la molestia y os ruego entregue el amigo Sobrino al compañero que últimamente vino de Bilbao llamado Francisco Alarcia Mateo, que creo estará en la Brigada 13, un librito de la necrología de mi familia y si no hay inconveniente la colchoneta. Nada más que un agradecimiento sin fin. Os abraza s.s.
José San Miguel Sáenz
 
   Esta petaca y fotografía para el preso Nicanor Sobrino de la referida celda nº 57. Asimismo deseo le sea entregado al compañero Sobrino de predicha celda, el reloj, una cartera de cuero, los lentes y dos pañuelos entregados en el Centro.

San Miguel


   Esas fueron sus últimas voluntades. El guardia civil Alarcia Mateo ingresó en Burgos el 3 de septiembre de 1938, justo un mes antes de sus palabras, y fallecería estando todavía preso en Burgos por enfermedad el 19 de julio de 1941. El que fuera su mejor amigo en prisión, poco tiempo pudo tener en sus manos esa “herencia”. El bilbaíno Nicanor Sobrino Losada sería fusilado en el mismo lugar un año después, el 4 de noviembre de 1939. 


 
 Francisco HERNÁNDEZ GAYA era un bilbaíno de 45 años, hijo de Ambrosio y de Raimunda. Músico de profesión, siguió la carrera militar, siendo nombrado en 1922 músico de 1ª del Regimiento de Infantería Garellano nº 43. El 26 de abril de 1933 sería ascendido a Subdirector de la Banda de Música del Batallón de Montaña nº 4. Estaba casado con Antonia Sáinz Sánchez y tenía 3 hijos, dos de ellos menores de edad, Angela y Natividad (datos según carta manuscrita del propio Francisco. El mismo Juez Instructor envió datos erróneos al Registro Civil al declarar que estaba casado con Josefa Palomero, teniendo dos hijos, Francisco y Diego). Procesado en juicio sumarísimo número 3187 de 1937 y condenado a muerte por adhesión a la rebelión militar, también procedente de Bilbao ingresa en la Central de Burgos el 12 de agosto de 1938. En sus últimos momentos tan solo dirigió unas pocas líneas a modo de “testamento”. Aparte de la relación de sus pertenencias personales, señalaba que “el dinero que existe a mi favor deseo sea recogido por mi familia cuando bengan (sic) a recoger la ropa (130 pts)”, con remite al Hotel Sabadell, de Burgos. Y una segunda dirigida a sus compañeros: “Autorizo al Sr. Administrador para que haga entrega de mi peculio 5 pts a Gordonio Echezarro y 5 pts a otro apellidado Rico, maestro de escuela, que me fueron prestadas por ellos”. De esta manera tan fugaz quedaba cerrada su historia.

 

 


 

La tierra no es redonda:
es un patio cuadrado
donde los hombres giran
bajo un cielo de estaño. 

Soñé que el mundo era
un redondo espectáculo
envuelto por el cielo,
con ciudades y campos
 
en paz, con trigo y besos,
con ríos, montes y anchos
mares donde navegan
corazones y barcos.
 
Pero el mundo es un patio.
Un patio donde giran
los hombres sin espacio.

(Marcos Ana)

 
Patio central de la Prisión Central de Burgos en 1932
 

   El domingo 2 de octubre Angulo todavía mantendría viva la emoción de haber podido compartir tres días antes unos minutos junto a su hermano Luis y cuñada Rosa Montaño, de recibir noticias de su mujer e hijos -el mayor preso en el campo de concentración de Santoña, el menor y la madre en la ciudad francesa de Tarbes- y de mantener la esperanza todavía de que las cosas pudieran volver a la normalidad. Nada pudo decir Federico a su hermano sobre lo que finalmente iba a suceder porque nada sabía. Quizás lo sospechara, pero transcurrido más de un año con la sentencia de muerte a cuestas y no ejecutada aún, puede que en su fuero interno albergara alguna mínima esperanza de salir airoso del trance. Nada sabía porque ni tan solo eso le dejaron: ni pensar que se aproximaba su final, ni despedirse de su hermano, ni de dar un último abrazo a su compañero de la celda nº 17, Máximo Andonegui, al que legó alguna de sus últimas pertenencias. Rafael de Gárate (Ramón de Galarza) recuerda en su “Diario de un condenado a muerte” que: “Este Sr. Teniente Coronel Angulo estaba en compañía nuestra en el presidio de Burgos. Una tarde abrieron la puerta y le requirieron que salga. Ni él ni sus compañeros supusieron que no le verían más. Al siguiente amanecer fue fusilado”. La tarde a la que se refiere es la del domingo 2 de octubre. Ni Angulo ni sus compañeros sabían lo que se avecinaba. Y eso a pesar que ya desde el 30 de septiembre estaban dictadas las instrucciones para llevar a cabo la ejecución tras recibir en la prisión telegrama urgente del Cuartel del Generalísimo.
 

  
   Junto con el telegrama, llegaban ese mismo día las instrucciones firmadas por el Coronel de Estado Mayor de la 6ª Región Militar José Aizpuru Martín-Pinillos:

    Para la ejecución de las penas de muerte impuestas a los paisanos FEDERICO ANGULO VÁZQUEZ, FRANCISCO HERNÁNDEZ GAYA y JOSÉ SANMIGUEL SAENZ, condenados en los juicios sumarísimos números 995, 3187 y 11534 del año 1937 respectivamente, se tendrán en cuenta las siguientes instrucciones:

   1ª. La ejecución tendrá lugar en la mañana del día tres de octubre próximo y hora de las seis y media en las inmediaciones de la Prisión Central.

   2ª El piquete de ejecución estará compuesto de diez y ocho guardias civiles de la Comandancia de Burgos, afectos a la misma al mando de un Oficial.

   3ª Cuidará dicho Oficial que la fuerza lleve las armas cargadas y montadas, con el seguro puesto, el que los guardias quitarán a la señal dada por el citado Oficial.

   4ª La custodia del reo, desde la entrada en capilla hasta su traslado al lugar de la ejecución, se hallará a cargo de los Oficiales y fuerzas de la prisión, reforzándose la vigilancia.

   5ª La conducción del reo desde la Prisión hasta el lugar de la ejecución, se hallará a cargo del piquete nombrado.

Burgos, 30 de septiembre de 1938
III Año Triunfal

 
   Sin todavía llegar a imaginar lo que sucedería horas después, transcurría la mañana de ese 2 de octubre como la de un día más en presidio, la de un domingo normal en la Prisión Central de Burgos: la formación de filas en el patio para presenciar “el izamiento de la Bandera, a los acordes de la Marcha Real tocada por un cornetín”; los vivas franquistas con el brazo en alto, el desayuno en cualquier lugar de dicho patio; los paseos interminables por él, y cómo no, siendo domingo, la obligación de asistir a la celebración de la Santa Misa. No sabemos si aquel domingo oficiaría el Padre Bolinaga, que en opinión de Agapito de Urarte tenía una “fría actitud y figura altiva, de rubicundo e impasible rostro bajo un cabello ralo y gris, casi blanco, con una mirada que a través de sus lentes se adivinaba escrutadora, huidiza y distante, con su gesto evasivo y hostil”, y Angulo tuvo que soportar en su último día sus “hirientes y soporíferos sermones, discursos o arengas”, o bien lo sustituiría, como en otras ocasiones que faltaba, el Padre Capellán don Ildefonso, que “parecía un párroco de aldea sencillo y bueno que se limita a exponer literalmente, sin muchos comentarios, los pasajes del Evangelio”. Terminada la misa y cantados los inevitables himnos franquistas, el desfile ante las humeantes calderas para recoger una comida que, como cualquier otro día, bien pudiera haber sido “un líquido negruzco donde flotaba un puñado de habas”, de nuevo vuelta a los paseos interminables hasta que “a las siete de la tarde, tenía lugar el acto final de los reclusos en el patio. Tocaban el cornetín y teníamos que dirigirnos, a paso rápido, a formar en nuestras columnas respectivas. Seguidamente el recuento, los cantos y los vivas de rigor”, para seguir desfilando hacia los pabellones y brigadas: “Las puertas se cerraban tras de nosotros y ya teníamos por delante, toda una noche para pensar, para desesperarnos o para dormir”.

 
   Angulo se dirigió aquel día hacia los pabellones de celdas individuales sin imaginar que sería la última vez que lo hacía. Celdas individuales en las que estaban los condenados a muerte y que con sus “dos metros y medio de ancho por tres y medio de largo y de alto” y a pesar de denominarse individuales, se distribuían en ella entre 8 y 10 presos y colocados en cada una según orden alfabético de apellido. Angulo entró a la caída de la tarde en la celda nº 17 y poco después salió para no volver. Se hacía efectiva la orden dictada esa mañana por el Juzgado Militar nº 16 de Burgos en la que el Juez Militar Ramón Rodríguez manifestaba:

 
   En sumarísimo num. 995 de 1937 por el delito de rebelión militar contra Federico Angulo Vázquez tengo acordado dirigir a V.S. el presente a fin de significarle que en el día de mañana y hora de las seis y media se procederá a la ejecución de la pena de muerte impuesta a Federico Angulo Vázquez.

   Lo que participo a V.S. para su conocimiento y se avise al Sr. Capellán de ese Establecimiento Penitenciario para que proceda a asistir en los auxilios espirituales al reo si los pidiere.

   Dios guarde a V.S. muchos años
   Burgos 2 de octubre de 1938
   III Año Triunfal

 
   A primera hora de la madrugada del día 3, Angulo recibía la visita del Juez Instructor, Ramón Rodríguez, del Defensor (si es que se le puede llamar así) Saturnino Sanllorente Valdizán y del Secretario para leerle la notificación de ejecución de la pena. Se negó a firmarla y lo hicieron por él los oficiales de la prisión Enrique Rivero Pérez y Juan Gutiérrez Moreno, para seguidamente ser conducido a la sala destinada a Capilla. Acto seguido, el director de la Prisión, Marcos Jabonero, ordenaba que “El Sr. Jefe de servicios dispondrá que los Sres. Guardianes de servicio en el Rastrillo y Puerta principal de la Prisión, permitan la salida, previamente identificados a los sentenciados a la última pena del margen que serán entregados al Oficial de la Guardia civil que manda el piquete de ejecución, devolviendo la presente una vez cumplimentada”. Al margen se citaba a Federico Angulo Vázquez, José San Miguel Sáenz y Francisco Hernández Gaya.

 



   La entrega se hacía a las 6 horas y 25 minutos de la mañana del 3 de octubre de 1938. Bastarían poco más de cinco minutos para llegar a las “inmediaciones de la Prisión Central”, lugar designado para segar la vida de los tres reos, oficialmente “a consecuencia de heridas por arma de fuego”. La primera persona que se aproximó al cuerpo inerte de Federico Angulo (imaginamos que también del de San Miguel y de Hernández) fue un médico de tan solo 29 años, Juan Coll Boleda, encargado de certificar su muerte. Los tres cadáveres fueron trasladados al Depósito Judicial y al día siguiente, una vez recibida la licencia de enterramiento, inhumados en el Cementerio de San José de la capital burgalesa. Luis Almendros, celador del cementerio, sería el encargado de certificar que Federico Angulo fue enterrado “en el Cementerio Civil, correspondiéndole el número 69 de entrada”.

    En un día como hoy de hace 75 años, tres personas dejaban a su espalda esos muros, esos compañeros, esos ideales, esa vida… ¡su vida!  Tres personas partían hacia el recuerdo.

 
Cementerio de San José, Burgos
 


Soñar, siempre soñar
que vuelvo a todo aquello,
lo que dejé y ya nunca
encontraré al regreso 

(Marcos Ana)

 

lunes, 29 de julio de 2013

1914 Angulo, Manuel Andrés y un partido en Atocha

Partido de inauguración del estadio de Atocha el 5 de octubre de 1913 entre la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao

 
  Seguramente los amigos que siguen en nuestro blog las andanzas de Federico Angulo recordarán a Manuel Andrés Casaus –gobernador civil de varias provincias, Director General de Seguridad, etc-, sobre el que hace un tiempo hicimos una entrada relativa a su asesinato en 1934. Y recordarán, asimismo, que la amistad entre Andrés y Angulo venía de largo, en un primer momento como compañeros de trabajo cuando Federico entró en la redacción del diario de San Sebastián “La Prensa” en 1924, cuya dirección ostentaba Manuel Andrés, y ya más adelante, en tiempos de la República, cuando tras los años pasados en Vigo, Angulo volvía al diario donostiarra y el compañerismo dejó paso a una sincera amistad.

Manuel Andrés Casaus
   Pero ahora queremos ir un poco más allá, aunque sea reconociendo que no deja de ser meramente anecdótico lo que vamos a contar. ¿Cuándo tuvo Angulo la primera noticia sobre un periodista llamado Manuel Andrés? No sabemos si la primera vez que se vieron en persona en la redacción de “La Prensa” recordarían que 10 años antes, en 1914, Angulo supo de su existencia al leer una crónica suya, y que hizo referencia a Manuel Andrés y a su primera “experiencia” deportiva en uno de sus artículos, que trataba sobre un partido del por entonces curioso deporte llamado foot-ball.

   Actualmente ya desaparecido, el estadio de fútbol de Atocha de San Sebastián fue inaugurado el 5 de octubre de 1913 con un partido entre la Real Sociedad y el Athletic de Bilbao, siendo el resultado final de empate a 3. Y sería en ese mismo estadio donde, tres meses después, se celebrara un partido eliminatorio del Campeonato de la región Norte entre la Real Sociedad y el Racing de Irún. El domingo 18 de enero de 1914, entre los aficionados de ambos equipos que asistían al encuentro “el entusiasmo que reinaba era indescriptible, los ánimos estaban muy excitados” cuando a las tres y media comenzaba el partido. Bajo la dirección del árbitro Mario Arana, formaron por la Real Sociedad: Eizaguirre, Arrate, Alfonso Sena, Leturia, Sidler, Echart, Zabala, González, Gregorio Sena, Barrena y Elósegui. Y por el Racing de Irún: Aguinaga, Carrasco, Arocena, Boada, Eizaguirre, Lasalde, Solís, Moleres, Patricio, Acosta y Retegui.
 
 
Imagen del partido disputado entre la Real Sociedad y el Racing de Irún el 18 de enero de 1914
 
   A los dos minutos de partido marcaba Zabala el primer gol para la Real y a los doce Moleres hacía el empate. Fue a partir de este momento cuando el juego sucio comenzó a aparecer, principalmente a cargo del delantero irunés Patricio. El cronista de “El Correo del Norte” reconoce que éste es “un gran delantero centro” pero que “Patricio Arabolaza abusa muchísimo de sus codos” y que “los iruneses desarrollan por regla general un juego duro, que a la menor excitación de sus jugadores, degenera en juego bruto”. El segundo gol realista marcado por Barrena no hizo sino aumentar lo caldeado que ya estaba el partido cuando Patricio, en un centro desde la banda, propinaba un codazo en el pecho del portero Eizaguirre, provocándole una contusión que desató las protestas de los aficionados locales. Minutos después, en un balón dividido, Eizaguirre recibía una patada en la cara a cargo de Acosta, hecho por el que tuvo que abandonar el campo al comenzar a sangrar abundantemente. Al tener que actuar entonces de portero uno de los jugadores de campo, el Racing impuso su superioridad y se llegaba al descanso con un resultado de 2 a 4.

    Ya en el segundo tiempo y tras el quinto gol del Racing, una nueva dura entrada a un jugador de la Real provocó la invasión del campo por parte del público local y la consiguiente suspensión del partido cuando todavía faltaban veinte minutos por disputarse y ambas aficiones se enzarzaban en discusiones y en repartir golpes a diestro y siniestro. El portero Eizaguirre manifestaba posteriormente cómo se había producido la entrada que le obligó a dejar el terreno de juego: “al querer adueñarme de la pelota, recibí un punterazo que me hizo caer sin sentido. Yo, al principio, me alarmé, pues veía caer mucha sangre”. Así como el cronista reflexionaba sobre lo ocurrido, pensando que “los incidentes que ayer presencié en el campo de Atocha me han hecho pensar que vamos camino de no poder presenciar ningún encuentro” a causa del comportamiento del público en los partidos de fútbol, de igual manera lo hizo otro periodista que asistía por primera vez a un partido y fue testigo del deplorable espectáculo que se vivió en Atocha aquel día.
 

 



Otras imágenes correspondientes al mismo partido

   Manuel Andrés Casaus, navarro de Elizondo y por aquel entonces en Aragón, era redactor del diario de Zaragoza “La Crónica” (aparecido en octubre de 1912, dejó de publicarse en 1920) y vivió su bautismo futbolero aquel día. La pésima impresión recibida de lo que había visto en San Sebastián la dejó por escrito en las páginas del diario en el que trabajaba. A ese artículo, Federico Angulo haría mención en su colaboración como corresponsal desde San Sebastián para el diario “Heraldo de Madrid” el 31 de enero de 1914:
 

   Un periodista zaragozano, Manuel Andrés, ha visto un partido de foot-ball. Lo ha visto y lo ha comentado. Fue un partido que despertaba grandes apasionamientos. Jugaban dos equipos de dos pueblos hermanos: el Racing de Irún, y la Real Sociedad donostiarra.
   Fue un partido enconado, violento. Ambos equipos se atacaron sañudamente. Un “equipier” donostiarra, el guardameta, resultó herido. Otro, irunés, llevó en la frente un estigma de lucha. El público donostiarra e irunés, antes que terminase el partido invadió el campo, impidiendo que aquél prosiguiera.
   Manuel Andrés ha hablado en un periódico de Zaragoza, La Crónica, de este singular partido. Téngase en cuenta que Andrés no había presenciado partido alguno antes de este. Sus comentarios son, por tanto, fríos, imparciales, serenos. Tienen la serenidad del hombre que desconoce demasiado una cosa para amarla ó aborrecerla. Por eso merece que se le considere.
   Andrés dice en su crónica que aquel encono, aquella violencia, le produjo un efecto deplorable. No pudo ver arte donde sólo existían encuentros violentísimos y golpes rudos. Encuentros y golpes, no sólo entre los jugadores, sino también entre el público.
   El periodista aragonés fue al campo ávido de sensaciones nuevas que le produjera el deporte desconocido. Y, en verdad, fue una sensación de repugnancia la que sacó del campo.
   Esto, aparte otras cosas, nos dice Andrés en su artículo. Ciertamente, el partido que le cupo en suerte presenciar fue un espectáculo lamentable. Tan lamentable, que debe ser motivo de sonrojo para quienes tomaron parte activa en él.
   Pero más lamentable aún resultan las consecuencias. Porque, aun cuando ello parezca inverosímil, la animosidad que existe en el campo, durante el partido, trasciende a la vida de los pueblos. La pasión foot-ballística ha invadido todos los terrenos. Una cosa que debiera ser motivo de grata, de sana expansión, es causa de graves disgustos y hondos quebrantos en la vida de dos ciudades hermanas, de la misma raza.
  San Sebastián e Irún, mientras el juego del fútbol perdure, estarán distanciados. El juego de unos cuantos muchachos es la causa de ello. Y esto, que resulta demasiado pueril, es el hondo, el profundo problema que nos preocupa á toda hora.
   Por eso Manuel Andrés se lamenta de que se desvirtúe el juego y se le lleve por derroteros equivocados. Manuel Andrés, espectador de un día de este deporte que ya resulta antipático, ha visto lo que en tanto tiempo no ha acertado á ver aquí nadie.
 

   Poco tiempo después de las fechas a las que nos referimos de ese año de 1914, Manuel Andrés abandonaba Zaragoza para instalarse ya definitivamente en San Sebastián ese mismo año. Diez años después comenzarían su relación laboral de forma un poco fugaz, y veinte después de aquel partido de fútbol, ya fue más duradera y se haría tan estrecha como para llegar a actuar conjuntamente en la preparación del levantamiento de octubre de 1934 en San Sebastián y Guipúzcoa, hechos a los que no pudo llegar Manuel Andrés, que sería asesinado un mes antes.

Cabecera del diario "La Crónica", de Zaragoza
   Y sobre la relación de Angulo con el fútbol, creemos que no sería muy positiva su opinión en esos años sobre ese nuevo deporte que comenzaba a desatar pasiones. Tardó diez años (diciembre de 1924) en volver a referirse a él en un artículo, y no precisamente en el plano deportivo, si no en relación a la prensa deportiva y su influencia en la gente interesada: Encalmado el ambiente político, adormecido, ha venido otra pasión a hacer vibrar el aire con los restallidos de nuevas polémicas: ha venido el fútbol con sus partidos de campeonato. Ya nada importa que no esté relacionado con el fútbol; es el tema único de todas las conversaciones, la idea fija de todos los pensamientos”, para referirse después, al verdadero objeto de su artículo, que no deja de ser una crítica a la difusión que dan los periódicos al fútbol, cuyas “reseñas de los partidos, los comentarios, las polémicas innumerables y ardorosas llenan planas y planas a diario, y, a veces, los periódicos casi enteros… Tiene esto una simple explicación: que el número de lectores deportistas es enorme, cada día mayor; su crecimiento está en relación directa con lo que pudiéramos llamar capacidad deportiva de la Prensa. Antes de que se desatara esa desmedida pasión por el fútbol la gente, el denominador común, no leía. Esta es una verdad, muy dolorosa si se quiere, pero que para demostrarla bastaría hojear brevemente la estadística del crecimiento de la Prensa hispana. Al fútbol, principalmente, hay que agradecerle dos beneficios inapreciables: ha reconciliado al pueblo con el campo, con el aire libre, y le ha aficionado a leer… “A leer fútbol”, se me podrá objetar. Es verdad, a leer solamente cosas de fútbol, respondo; pero a leer al fin…”. Y finalizar su análisis “futbolístico” con un “Que lea la gente, que lea, aunque no sea más que las páginas deportivas, que las crónicas de fútbol”. 
 

   Apasionado del fútbol, desde luego, no era, pero aunque fuera desde otra vertiente de la periodística, ello no impidió que en 1929 llegara a ostentar durante poco tiempo el cargo de vicepresidente del Celta de Vigo!!!!
 
 
   Nota. Angulo se refiere en su artículo al diario zaragozano “La Crónica”. Desde aquí queremos agradecer al personal de la Hemeroteca del Ayuntamiento de Zaragoza que haya intentado localizar el artículo de Manuel Andrés. A pesar de no ser tarea de los empleados, nos han ayudado a confirmar que no salió publicado el artículo entre los días 19 y 26 de enero de 1914. Al remitir el suyo Angulo desde San Sebastián como mucho el 30, nos quedarían pendientes de confirmar 3 días en el rotativo aragonés. Es de suponer que sería en esos días cuando Manuel Andrés sacó a la luz sus vivencias futbolísticas donostiarras ya que sería muy extraño que tuviéramos que pensar en un error al referirse a la cabecera periodística de origen del artículo. Mala suerte no haber podido redondear con esa información esta entrada.